Un estornudo de kilo

¿Quien no recuerda una de esas películas de submarinos en las que el capitán ordenaba disparar un tubo lanzatorpedos vació a modo de advertencia? pues ahí lo tenéis, en puerto y de la mano de un submarino clase Kilo de la Armada Rusa. Por cierto, que llevaba unos días perdido y algunos más que no voy a estar muy presente, todo coincidió de manera muy acertada con el final de la saga de los restos del Burán aunque no será por falta de razones: los niños y la parienta, mi intento de vuelta a los terrenos de juego ovalados con más de un achaque, la Copa del Mundo de Rugby, preparar las plantas para el otoño, el trabajo y mis viajes asociados, huéspedes en casa, una obra ciertamente controvertida, mi repentina obsesión por marcadores ferroviarios antiguos y relojes italianos de los años 50... coged la razón que queráis. Por aquí estaremos aunque sea leyendo los comentarios...