Fumigando las nubes

Foto Sergey-Lutsenko

Y es que por todos es sabido que para que los misiles nucleares paseando frente al Mausoleo de Lenin luzcan lustrosos ante las cámaras y se produzca el efecto de acongoje generalizado global una buena luz y un buen cielo azul es necesario, digamos que el mismo desfile con lluvia produciría un efecto decadente no deseado y tampoco es plan, más aun si hablamos del día de celebraciones más importante en la Federación Rusa: El día de la Victoria. Con objeto de conseguirlo todos los años diversos aviones se encargan de dispersar nubes a base de una mezcla de hielo seco, cemento, nitrógeno líquido, dióxido de carbono granulado y yoduro de plata. Mezcla que se distribuye manualmente abriendo la bodega o recientemente a través de sistemas algo más automatizados. Según se cuenta esta manía rusa de pulverizar las nubes comenzó en los 40 a través de un programa destinado a generar (que no a evitar) precipitaciones en zonas áridas, programa que tras la catástrofe de Chernóbil evolucionó a programa destinado a evitar que se produjesen precipitaciones. En ESTA galería de Sergey Lutsenko podéis ver la preparación del evento y en ESTA infografía de Ria Novosti observar como funciona el tema. Por cierto, que a los moscovitas les rocían no una sino tres veces al año, una el Día de la Victoria, otra el día de la ciudad y otra el día de la Federación Rusa.