miércoles, 22 de noviembre de 2017

El Faro del Cayo Jutías

Parando a ver el panorama en uno de los puentes de lo cayos. Foto Miguel
El Cayo Jutías es un cayo que se levanta en una parte un tanto aislada situada en la zona noroeste de la isla de Cuba (conretamente AQUÍ). Dada su ubicación este no pasaría de ser uno de tantos cayos anónimos que florecen en las costas de Cuba a la sombra de los más famosos como Cayo Santamaría o Cayo Coco de no ser porque en su punta oeste alberga la que suele ser la playa a la que se acercan los turistas que quieren darse un chapuzón cuando visitan el Parque Nacional de Viñales.



¡A la playa! Foto David
La distancia entre Viñales es para pensárselo pero es que la carretera en algunos tramos además deja mucho que desear. No obstante si uno se queda un rato en la carretera del cayo contará por decenas los almendrones cargados de turistas normalmente de cabellos rúbios y tez sonrosada que emulando Mad Max Fury Road se apresuran a llevar su preciada carga hasta el restaurante y playa que se encuentra en el extremo Oeste del cayo.


Faro. Foto Miguel
Nosotros no estábamos en el cayo por azar del destino. Simplemente habíamos decidido salirnos un poco de la ruta habitual y recorrer en nuestro BYD F3 de origen chino la carretera que discurre por la parte norte de la isla hasta llegar a Maria la Gorda en la Península de Guanahacabibes.


Detalle. Foto Miguel
De esta ruta no voy a decir mucho, tal vez solo que aparentemente diseñada para recorrer a lomos de un Kamaz o a lomos de un tractor. Basicamente los dos únicos vehículos que nos cruzamos en toda esa tira de kilómetros hasta llegar a la localidad de Mantua. Me gustaría indicar que el viaje, a pesar de su dureza (el BYD aguantó más mal que bien y la mitad del camino hubo que realizarlo fuera de la carretera medio campo a través) fue tremendamente interesante en tanto cruzamos áreas tremendamente interesantes. 


Foto Miguel
Volvamos al Cabo Jutías. Una cosa que suelen perderse los turistas que atraviesan como alma que lleva el diablo el cayo en busca de su playa es el precioso faro que se encuentra en su mitad medio abandonado y de pintoresca construcción.


Foto Miguel

Tras la guerra que enfrentó a los Estados Unidos con España en 1898 los norteamericanos ocuparon la isla y construyeron este faro, el que parece ser el único de este tipo que queda en pie en todo el Caribe, y que a duras penas parece todavía sobrevivir.


Foto Miguel
Inaugurado en 1902 con sus 43 metros este centenario faro lleva años soportando con su octogonal estructura metálica tormentas de todo tipo y condición alertando a los marinos gracias a su todavía original lente de Fresnel Barbier-Benard-Turenne de la posición de la costa.


Foto Miguel
No cuesta imaginarse, a pesar del día que nos acompañó, una buena tormenta azotando por aquí. 


Foto Miguel
De hecho en la hemeroteca se cuenta como por aquí en 2008 pasó el Huracán Gustav arrasando y buena fé de ello parece dar el desolado manglar que rodea el faro.

Una mano de anticorrosivo cada 100 años no viene mal. Foto Miguel
El lugar es ciertamente desolador pero como a mi ya sabéis que me gustan esta clase de lugares he de decir que lo disfruté.


Tarjetas de Estiba de a saber cuando... Foto Miguel
Cabe decir que yo pensaba que el faro estaba completamente abandonado e inoperativo... pero parece que no, que sigue funcionando como hace 115 años... maravillas de la técnica.


Había varias baterías Tesla por ahí tiradas...  para tirar baterías estñá el patio. Foto Miguel
Aun así, a pesar de examinar los alrededores he de decir que no se nos pasó en ningún momento, vista la estructura, subirnos a lo alto del faro en plan roofer ruso...


Interior visto desde la entrada. Foto Miguel
La sesión como digo conllevó exploración Nikon en mano. Cotilleos. Un par de hundimientos en un barrizal entre las risas de los no afectados y alguna reflexión profunda sobre la futilidad de la existencia humana que es lo que se lleva comentar cuando el Mar Caribe se extiende ante uno en presencia de un faro semiabandonado y en un ambiente que a uno le hacía sentir más bien un naufrago en una isla desierta.

Sacos terreros... de hormigón. Foto Miguel
Por cierto, curiosa la estructura de sacos terreros de hormigón que rodeaban el faro y lo protegían de las olas. Ciertamente parecían sacos de arena... pero no. Formaban parte también de la sensación de paradójica desorientación que proporcionaba este lugar estinado precisamente a orientar.


Firma de los autores de la obra de la Brigada de Construcción. Foto Miguel


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