viernes, 23 de noviembre de 2012

El final de una era: La historia del Pato Hambriento

Foto vía HungryDuck

Más conocido como "el infame" o el "legendario" (según quién te lo esté contando) Pato Hambriento, o simplemente "El Pato" era el nombre de un bar que abrió sus puertas en Moscú durante los peligrosos años que siguieron a la caída de la Unión Soviética. Yo he de decir que por aquella época más que de Pato yo era más del barrio de Malasaña (conocida zona de bares situada en el centro de Madrid) en el que por cierto no recuerdo que existiese ningún bar que coincida con la descripción dada por aquellos que vivieron la "Época Dorada" del Hungry Duck. Para que nos hagamos una idea de lo que estamos hablando diremos que en la Wikipedia el Hungry Duck se describe como:
"En el pico de su popularidad "El Pato" fue un icono del hedonismo, el desenfreno, el sexo y en algunas ocasiones de la violencia".
No en vano su moto era "Go Nuts" que significa algo así como "Volvámonos locos" y la revista Rolling Stone lo denominó como "uno de los clubs más "calientes" del mundo". Fue gracias a ESTA entrada publicada por Alfor en la estupenda saga que dedicó a sus entrañables Gostis (cariñoso apelativo por el que, según cuenta Alfor en el primer capítulo de esta saga AQUÍ, se conoce a los españoles que visitan a algún amigo en Rusia) a través de la cual tuve conocimiento del famoso Pato. Os recomiendo su lectura para intentar entender de primera mano como se podía sentir un español durante las noches patunas.

Foto VeraNYC
Tras leer la entrada de Alfor comencé a interesarme por el Pato y finalmente dí con ESTE interesantísimo artículo escrito por su fundador, un empresario canadiense llamado Doug Steele, titulado "El final de una era: La historia del Pato Hambriento" en el que cuenta de primera mano la historia del Pato desde su fundación hasta su desaparición a manos del acoso institucional. Como se que algunos no domináis la lengua de Sekspir y dado que me parece un artículo de interés general me he permitido el lujo de traducirlo para vosotros, espero que lo disfrutéis:

El final de una era: La historia del Pato Hambriento (por Doug Steele)
Ha terminado amigos. He estado dirigiendo el Hungry Duck, el bar mas conocido de Moscú (y tal vez del mundo entero) durante más de 3 años y he decidido que es tiempo de cerrar. No han sido ni las presiones ni las amenazas las que me han llevado a tomar esta decisión (llevan ahí desde el principio de la historia). Cualquiera que pensase en abrir un bar o club en Moscú a mediados de los 90 sabía que debía de estar preparado para llevar acabo algún tipo de peligrosa negociación con gente poco recomendable. El Pato de hecho fue fundado por cuatro hombres de negocios procedentes de Chechenia y de la República de Kalmukia. No es muy común escuchar hablar de empresas mixtas formadas por gentes de estos dos lugares y eso se debe a una buena razón: los cuatro están muertos. El cuarto, un checheno llamado Roman falleció recientemente. Acababa de cumplir una condena de 4 años por asesinato cuando nos abordó a mí y a mi ingeniero, Tony Kelly, en la calle Arbat el último Septiembre. Directamente empezó a amenazarme. Tony se asustó e hizo como que no entendía ruso. Así que uno de mis empleados cubanos me tradujo y me comentó que tenía que encontrarme con Roman a la mañana siguiente en un conocido bar frecuentado por extranjeros o que de lo contrario me asesinaría. Yo pensé: "¡que bien!". Así que a la mañana siguiente me presenté en el bar acompañado por una multitud de agentes de los cuerpos especiales. Una semana más tarde le pregunté a uno de los agentes lo que había sucedido y me respondió: "No te preocupes Doug, Roman no volverá a molestarte más". Poco después el manager del bar donde habíamos quedado me contó:
  • "Doug, ¿has oído las noticias? Roman está muerto"
  • "Que quieres decir con que está muerto" pregunté
  • "Que ha sufrido un ataque al corazón"
Duro negocio. Habré recibido alrededor de media docena de amenazas de muerte hasta ahora, algunas de las cuales pasaron de ser una simple amenaza. Una noche un grupo de Chechenos me invitaron a su coche para hablar de negocios. Estuvieron golpeando su puerta contra mi pierna intentando meterme dentro a la fuerza, cosa que no consiguieron gracias a la ayuda de un camarero cubano de el Pato el cual evitó lo que probablemente hubiera sido un viaje de solo ida a un bosque tranquilo a las afueras de Moscú. Y si no te complicaban la vida la mafia los que te la complicaban era la policía. 
He sufrido redadas en el club por parte de casi todos los cuerpos de la policía de Moscú. Durante una redada OMON el pasado mes de enero, la policía detuvo a todos aquellos a los que le pareció que podrían estar en posesión de drogas. Probablemente hayas leído acerca de la ley que aprobó el año pasado la Duma para la ciudad de Moscú la cual permite a la policía detener a cualquier persona que sea sospechosa de estar bajo la influencia de drogas. En este caso, todo el mundo estaba limpio. El como un agente del OMON puede discernir entre quién está drogado y quién sigue siendo un misterio para mí. 79 de nuestros clientes fueron llevados a comisaría y esperaron, algunos de ellos toda la noche, a que la policía les pinchase con una aguja - limpia, espero - en la vena para sacarles sangre. Durante la redada más grande de todas, la me gusta llamar "La redada global", un total de 52 oficiales de cinco diferentes agencias policiales se abrieron paso en el bar. Hubo agentes gruñendo bajo máscaras de camuflaje, policía fiscal buscando en la basura, perros especializados en drogas olisqueando la entrepierna de los clientes, funcionarios de salud examinando la comida, y las tropas OMON y SBOR en su totalidad con equipos infrarrojos de visión nocturna... todo ello sin contar los francotiradores apostados en la pista de baile. Pero a pesar de todas las molestias y amenazas, seguimos cumpliendo con la misión de reunir a un gran número de, felizmente ebrios, chicas rusas y hombres solitarios expatriados. Otros, tales como las mujeres de los expatriados (que no podían competir con los rusas sensuales bailando en la barra del bar) y algunos hombres rusos (que no estaban felices de ver a sus hijas recibiendo toda la atención de hombres extranjeros), puede que no nos apreciasen, pero el Pato continuó haciendo lo que debía hacer: hacer de Moscú un lugar más acogedor e incluso francamente caliente.

Muchas de las cosas que se convirtieron en marcas identitarias del Hungry Duck surgieron como simples ajustes en el pequeño espacio que el club tenía con objeto de dar más cabida a aquellos que quisieran bailar.

El que la gente comenzase a bailar sobre la barra del bar comenzó en una fiesta corporativa de Pepsi poco después de abrir el local. Los clientes habían estado bebiendo y tenían ganas de bailar. Eso es lo que tienen de bueno los rusos: no son tan tímidos e inhibidos como los occidentales. Mi filosofía fue dejar que ellos hicieran lo que quisieran y ver donde terminaba el tema, porque era evidente que los clientes sabían exactamente cómo pasarlo bien por si mismos. Mi único trabajo era convertir eso en un negocio.

Tras conocerse que los clientes no fueron expulsados del bar tras bailar sobre la barra sino que además fueron animados a ello otros empezaron a hacerlo también. A partir de ahí todo fue creciendo como una bola de nieve.

La tradición del Pato de tener mujeres jóvenes bailando en el bar con poca ropa (o sin ropa) también surgió como consecuencia de un ajuste práctico: El Pato era caliente como el infierno durante el verano así que unas cuantas mujeres, bajo la influencia de un par de cervezas, decidieron quitarse la camisa para mayor comodidad. Y puesto que esto pareció agradar a clientes y bailarinas se convirtió en una tradición propia. Una vez más, los rusos no se avergüenzan o escandalizan tanto por mostrar sus cuerpos como hacen la mayoría de los occidentales, así que simplemente dejamos que ellos actuasen de forma natural. Mirando hacia atrás he de decir que todo era bastante inocente. Nunca se pagó a nadie por quitarse la ropa.

Así que, sin poner ningún esfuerzo o llevar a cabo ningún plan de imagen corporativa el Pato obtuvo una reputación como uno de los lugares más salvajes y "cool" de la ciudad. Tal vez esta fama algo tuviera que ver con toda la gente que cayó al suelo desde nuestro balcón situado en el segundo piso. Una vez, me acerqué al Pato y ví a una chica caer del balcón y golpearse la cara contra la acera. Fui corriendo a auxiliarla - tenía la cara en carne viva y ensangrentada - y le pregunté si quería que llamase a una ambulancia. Ella volvió en sí, se puso en pie por sí sola, y me dijo que lo único que quería hacer era volver en el interior del Pato al tiempo que corría hacia la entrada.

Tuvimos que hacer otros ajustes mientras aprendíamos sobre la marcha, por ejemplo en lo referente a la cuestión de la seguridad. Empezamos suave, confiando en los instintos más finos de nuestros clientes, con sólo dos porteros en la puerta. Pero después de unas cuantas peleas desagradables en las que jarras de cerveza y taburetes fueron utilizados como armas medievales no tuvimos más remedio que contratar a algunos tipos para manejar la seguridad - ese tipo de gente que parece estar deseando que intentes hacer algo para sacudirte. Desafortunadamente descubrimos que nuestros porteros eran exactamente igual que lo que parecían: nuestros nuevos gorilas provocaban a nuestros clientes a hacer algo estúpido sólo por el placer de golpearles. Dos peleas en particular destacan en mi memoria: una vez, vi treinta peleas distintas ocurriendo de manera simultanea en la zona de baile. Dientes y sangre saltaban desde un extremo al otro del bar. Cualquiera que tuvo la mala suerte de haberse encontrado allí estuvo feliz de haber conseguido arrastrarse y escapar con algunos pocos golpes o moratones en el cuerpo.

En otra ocasión, un policía de narcóticos de la comisaría 18 que era conocido por poner drogas en los bolsillos de las prostitutas con el fin de obligarlas a darle sexo gratis vino a nuestro local en una de sus habituales borracheras estando fuera de servicio. Era un verdadero dolor en el culo, siempre merodeaba por el Pato. Una noche, merodeaba alrededor de un par de chicas y dejó caer una papelina de drogas en el bolso de una de las chicas, a continuación, se la llevó a un lado y la comunicó que estaba bajo arresto a menos que... En ese momento, los novios de las chicas, algunos de los cuales eran bastante corpulentos, fueron corriendo del baño a preguntar qué demonios estaba pasando. El policía de narcóticos repitió la acusación, y mientras comenzaba a acusar a los novios de ser cómplices de las niñas uno de ellos se abalanzó sobre él golpeándolo salvajemente, y, literalmente, sacando el ojo del policía de su cuenca. Recuerdo haberlo visto poco después completamente ensangrentado con su ojo parcialmente fuera y comentarle: "Realmente no tienes muy buena pinta".

Finalmente fue trasladado de la comisaría 18 a otro lugar para alivio de sus compañeros. La violencia no era lo que teníamos en mente para el Pato. El Pato se suponía que era un sitio de amor (o al menos de sexo), no de guerra. Así que despedimos a los guardias nazis y contratamos un equipo de seguridad más discreto, que, por así decirlo, pacificaron a los clientes, lo que significó que para 1998 las peleas de bar eran ya cosa del pasado.

Así pues pudimos controlar a policías y ladrones, no obstante lo que finalmente acabó con el Pato fue un tercer elemento: la anciana y respetable gente puritana de Rusia, el pueblo soviético. Durante el pasado mayo nuestra estimada Duma decidió que necesitaba visitar las discotecas de Rusia para conocer lo que se cocía en ellas  y ese tipo de cosas. En algún momento durante su visita a los locales nocturnos de Moscú, algunos de los diputados de nuestro pueblo, especialmente los pertenecientes al Partido Comunista de Ziguanov, recibieron más información de la que sus cabezas eran capaces de procesar. Los pechos desnudos de una estatua de bronce de 40 pies de altura simbolizando la gloria de la agricultura socialista era una cosa, los pechos vivos y sensibles de una muchacha rusa bailando sobre la barra de un bar expuestos a ojos de los extranjeros era otra cosa muy muy distinta.

Así que incluso aunque ciertos miembros del gobierno - tales como el actual ministro de Trabajo, Sergei Kalashnikov - conocían realmente a lo que nos dedicábamos, los más dignos y virtuosos miembros de la Duma se presentaron en el Pato con todas las papeletas para tener un berrinche importante en nombre de la moral soviética. Bueno, la noche de su visita resulto ser una de las más infames noches de señoritas (Ladyes Nights) que recuerdo. El espectáculo incluyó una interacción bastante gráfica entre Dylan, nuestro bailarín nigeriano el cual vestía un traje de lentejuelas de oro y poco más, y varias mujeres voluntarias de la multitud mientras que el himno soviético tronaba a través de los altavoces. Como se puede imaginar, un barbudo diputado de 50 años de edad ex director de Chelyabinsk probablemente no pudo sentirse muy satisfecho con la visión de una pálida belleza rusa rendida a los encantos de Dylan. Uno de los diputados, un comunista, todavía impactado por esa escena, hace dos semanas, en un discurso ante la Duma, denunció Dylan y al Pato por la promoción del mestizaje, clamando: "¡Si esto fuera Washington habrían ahorcado a ese negrata!".Ver a más de 600 mujeres, muchas de ellas en mayor o menos medida desnudas, bailando en cada mesa o silla disponible fue demasiado. Algunos de los miembros de la Duma encontraron esta actuación de mal gusto. A ellos probablemente les hubiera gustado volver a los días de sexo Express, vaya usted a saber. Justo en ese momento el Pato comenzó a recibir mucha atención. Nuestro director comenzó a aparecer en el programa de televisión "Pro Eto" (programa de los 90 que hablaba de sexo) y Speed-INFO, un tabloide de circulación masiva que es una especie de National Enquirer de Rusia, realizó un enorme reportaje a doble página que incluyó una entrevista manipulada con una niña  inexistente de catorce años de edad que afirmó haber practicado sexo oral en el interior del Pato desde que tenía doce años de manera regular además de afirmar haber sido violada. Toda esta atención mediática se llevó a cabo en un período corto de tiempo durante primavera pasada.

Mientras todo esto sucedía el Pato adquirió de repente un nuevo y formidable enemigo no deseado, un enemigo mucho más temible que la Mafia o las pandillas de cabezas rapadas borrachos. El Pato estaba ubicado en el Edificio Ts D R I, el antiguo edificio de la antigua Casa de la Cultura de la era soviética por lo que todo tipo de artistas famosos formaban parte del la comunidad de vecinos del edificio. La por entonces actual presidenta del edificio, una famosa ex-bailarina llamada Olga Lepeshinskaya cuyo mayor merito en vida fue el haber realizado bailes en solitario para el mismísimo Stalin, comenzó entonces a escuchar las escandalosas historias del Pato y decidió expulsarnos del edificio. Convocó una reunión de la comunidad de vecinos a la que me invitó. De una manera frágil y condescendiente trató de explicarme el por qué el Pato debía de abandonar el edificio. Fue increíble: no sólo se jactó abiertamente de su cercanía a Stalin sino que elogiado la historia de ese glorioso edificio en el que ella vivía dijo: "Así que como entenderá es completamente imposible tener una negro bailando con chicas rusas en un club situado en este mismo edificio".

Una vez que ella se puso en contra nosotros, no importa lo que los demás miembros del consejo de administración del edificio pensasen: estábamos fuera. En Rusia, el nivel social al que están elevados los artistas quizás sea el más alto al que se puede llegar en cualquier otra parte del mundo. No conozco porqué este edificio le fue entregado a ella tras la caída de la Unión Soviética, pero eso es lo que ocurrió, y nadie, ni siquiera los altos funcionarios, se atrevería jamás a molestarla. Los mejores artistas de Rusia son intocables, son como Ayatolás.

Cada maldita agencia reguladora de Moscú sintió un repentino interes en ir a nuestro club para examinarlo con lupa. En primer lugar fuimos allanados y temporalmente clausurados por la policía de delitos económicos. A continuación cuatro representantes de la Duma de la ciudad llegaron tan a la carrera y tan desorientados que ni siquiera supieron decirnos a que agencia pertenecían. Varios de ellos estuvieron examinando la zona de las bebidas, lugar que solamente tras unas cuantas rondas accedieron a abandonar no sin antes vomitar en nuestros baños y oficinas, así que ya podéis imaginar el olor del informe que presentaron ante la Oficina del Alcalde.

Esto fue sólo el comienzo. Más tarde o más temprano todas las agencias en la región de Moscú con algún poder para cerrar un club nocturno realizaron algún tipo de visita al Pato. De repente, todos los policías de la ciudad estaban dando vueltas por nuestro club esperando para multar a alguien por algo. El resultado: 164 denuncias penales contra el Pato en sólo tres meses. ¡164! 
Una vez hubo quejas suficientes en el expediente, empezaron a presionarnos para que cerrásemos. El diciembre pasado la presión se hizo casi insoportable. Cualquier excusa servía para meternos presión. Primero se dio la orden de acortar nuestro horario con el fin de arruinar al Pato. Exigieron que cerrásemos a las 11:00 - la cual no es por lo general una buena hora de cierre para una sala de fiestas que se encuentre a este lado de la ciudad de Salt Lake City. Después llamaron al Jefe de Bomberos de Moscú, el cual se encontraba de vacaciones con su familia en Sochi, para que regresase para hacernos una visita y cerrarnos el local. En Rusia a ningún funcionario se llama de vuelta de sus vacaciones en el Mar Negro a menos que haya un golpe de Estado, y aun así, prefieren esperar a orillas del mar.

Con el fin de permanecer abiertos tuvimos un hombre contratado a tiempo completo cuyo trabajo consistía en una única cosa: mantener engrasadas las palmas de las manos de algunos funcionarios para mantener el negocio abierto. Pero llegó un momento en el que, con todas las agencias acorralándonos por todos lados, incluso él no pudo mantener a raya a nuestros enemigos.

A finales del año pasado las molestias eran continuas. La único que nos preguntábamos era quién sería el siguiente en venir a buscarnos algún defecto. Nos habíamos acostumbrando a inspectores de construcción, jefes de bomberos, y todo eso, cuando de repente se produjo un nuevo giro: el 9 de diciembre, la Policía de Delitos Económicos se apoderó de todos nuestros ordenadores y archivos. Nos tomó dos meses recuperarlos de vuelta. Luego cambiaron de táctica una vez más: el Inspector de Salud, a quién tampoco había visto mucho hasta ahora, de repente apareció y decidió que nuestro lavavajillas necesitaba una reparación inmediata y que el Pato tendría que ser cerrado para su limpieza. Todo esto fue a principios de diciembre. Luego, a mediados de diciembre, sobre el 16 creo, fue la madre de todos los ataques, más una invasión en realidad, "La redada global" que he mencionado anteriormente. Un ejército compuesto por todo tipo de policía y oficiales, 52 de ellos pertrechados con todo tipo de uniformes (y algunos sólo con chaquetas de cuero y pantalones negros) irrumpieron en el Pato sobre las diez de la noche. ¿Te lo puedes creer? 52 policías fuertemente armados y tropas paramilitares, entraron a reventar un club casi vacío - porque ¿quién va a un club a las diez de la noche (a menos que fuera la "Ladies Night")  en Moscú? No obstante la redada más grande en términos de números absolutos fue la que llevó a cabo supuestamente para encontrar drogas. Eso fue a mediados de enero de este año. Tres autobuses llenos de soldados OMON detuvieron a los clientes aparentemente al azar en la barra y en la pista "bajo sospecha de estar bajo la influencia de las drogas". Llevó una eternidad únicamente para llevar a todas aquellas personas procesadas, atadas y puestas en fila hasta los autobuses. Finalmente se llevaron a todos estos sospechosos - 79 clientes en total - a la comisaría 18 a hacerse la prueba de presencia de drogas. Ni siquiera dijeron que tipo de drogas. En primer lugar no creo que estos tipos de OMON fueran expertos en drogas. A estas 79 personas - personas que iban de fiesta - se les clavó una aguja en la vena y se les sacó una gran cantidad de sangre. No se pidió su permiso, no se hicieron preguntas acerca de enfermedades, se les sacó la sangre directamente a los 79. Sólo espero que al menos tuvieran 79 agujas limpias a mano.

Mira, no soy un ingenuo. Hacer negocios en Moscú significa mantener limpio tu jardín y mantener buenas relaciones con los vecinos ya que no te puedes dar el lujo de tener enemigos. Y no trates de hacerlo solo, hay que tener un techo sobre su cabeza que te proteja, lo que se denomina un Krysha.

Yo tenía uno, uno muy bueno, y hasta que la bailarina de Stalin se involucró en el tema funcionó. Pero esta vez, los poderes fácticos, que iban desde la bailarina favorita de Stalin a los diputados de la Duma, estaban decididos a cerrarnos por una cuestión de principios. Mi Krysha me dijo: "Lo siento, pero no hay nada que pueda hacer. Parece que sólo van a seguir multándote y asaltándote hasta que decidas echar el cierre".

A medida que pasaban los meses cada vez estaba más claro que iban a cerrar el Pato de una manera o de otra. Cualquier oportunidad para criminalizarlo era aprovechada. El mes pasado el Pato, que en realidad no era más que un club donde los chicos y chicas podían reunirse para una noche de diversión sin inhibiciones y relativamente inofensivo, fue completamente satanizado. Los diputados pronunciaron al menos 30 discursos denunciando el Hungry Duck en la Duma del Estado. ¡30 veces!  El mensaje era claro "el Hungry Duck era el enemigo del pueblo".

Era una locura, Todos estos viejos estalinistas dirigiendo su animadversión hacia un simple bar por mostrar un poco de piel y un poco de coqueteo. Un lugar donde la gente acudía a olvidarse de la mugrienta realidad exterior. Lo malo es que ellos tenían todas las cartas.

No se centraron en atacar a mi club: a través de un colega me enteré de que alguien había entrado en contacto con el Servicio de Inmigración para revocar mi visado. El Fiscal de la ciudad de Moscú nos acusó de tres delitos. Dos de ellos eran tan ridículos que tuvieron que retirarlos al instante así que no los recuerdo. El tercer delito del que se nos acusó fue por "La violación de la moralidad de la juventud rusa". La ley fue aprobada en el 1930 y en ella se solía poner "Unión Soviética" en lugar de "juventud de Rusia". La ley aguantó  incluso después de la caída de la URSS y fue la que usaron para atacar al Pato. La corrupción de la juventud...  ¿no fue eso por lo que detuvieron a Sócrates?

Tal vez sea un honor ser acusado por la misma razón por la que acusaron a Sócrates, pero fue un honor que me si pudiera me habría ahorrado. Después de todo el Pato era sólo un bar y había un montón de otros lugares en este mundo que necesitan un buen bar. No estoy enfadado con la bailarina. Su posición es comprensible. No se puede esperar de una anciana educada en las artes clásicas sea capaz de apreciar la belleza que se puede generar tras suspender toda disciplina y regla de manera temporal. Eso es lo que significa divertirse: dejarse llevar. Ella no lo entendía y así es como pasó lo que pasó. En algún momento, de alguna manera, tenía que suceder.

Busqué otros lugares a los que mover el Pato pero me di cuenta de que era inútil.  El jefe de la policía moscovita Kulikov, un hombre agradable y razonable, me dijo que el Pato había cabreado a demasiada gente importante y que no había forma de que pudiera abrir en otro lugar de Moscú sin encontrarse con los mismos problemas. Así que el Pato cerró definitivamente el 15 de marzo de 1999, exactamente tres años después de que mis compañeros y yo nos hiciéramos cargo del negocio del grupo checheno-kalmykiano que lo puso en marcha.

He tenido una gran cantidad de ofertas para gestionar nuevos lugares en esta o en otras ciudades que están llamados a ser grandes clubs pero no he tenido ganas de lanzarme todavía. Mientras tanto, me estoy tomando la vida un poco más tranquilamente,  gestiono el Chesterfield, un bar más tranquilo y maduro y mientras hago planes para hacer renacer el Pato en alguna otra parte del mundo. Minsk está primero en mi lista, y Sarajevo es el siguiente aunque también he puesto mis ojos en Beirut.

Y ahora para terminar algunos datos interesantes sobre el Pato:
  • Cuando se abrió el 8 de diciembre de 1995 el bar ofrecía 13 tipos de cerveza de barril y un menú completo de restaurante; 
  • Cuando cerró solo ofrecía un tipo de cerveza de barril y no se daban comidas;
  • Cuatro de los propietarios originales han muerto;
  • Doug Steele tomó el mando el 15 de marzo de 1996 y lo cerró el 15 de marzo 1999;
  • 8 balas disparadas en el interior de bar, 5 en el techo, 3 en el suelo;
  • Más de 1.000.000 de litros de cerveza se han consumido;
  • Más de 1.500.000 de clientes han sido atendidos;
  • La policía abrió 256 casos penales relacionados con el Hungry Duck;
  • 43 cadenas de televisión filmaron en el interior del bar y tres películas fueron rodadas en el Pato;
  • Más de 600 revistas y artículos periodísticos han sido publicados hablando del Pato;
  • Más de 2.000 pasaportes han sido perdidos en su interior;
  • Ocho redadas policiales;
  • Dos amenazas de bomba; 
  • Un intento de secuestro del propietario; 
  • Cinco amenazas de muerte al propietario; 
  • Más de 250 peleas se llevaron a cabo en el interior de bar; 
  • 225.000 mujeres acudieron a la "Ladies Night" desde su creación en enero de 1998; 
  • Se utilizaron hasta 445 taburetes;
  • Dos carpinteros fueron empleados a tiempo;
  • La ambulancia fue llamada en más de 40 veces para tratar a clientes que habían caído de la barra del bar;
  • Record de arrestos por parte de la policía en una sola noche: 79 sospechosos de narcotráfico. Todas posteriormente fueron liberadas en libertad sin cargos;
  • La esposa de Yeltsin visitó el Pato en octubre de 1996 junto con dos sacerdotes ortodoxos. Ella no bailó sobre la barra.
  • Record de clientes en un solo día: 1.510;
  • Más de un millón de dólares pagados en concepto de alquiler; 
  • Más de 200.000 dólares abonados en conceptos de "favores" a fin de "lograr el permiso para permanecer abierto";
  • Único bar denunciado en la historia de Rusia en el parlamento nacional; 
  • Record de chicas en una sola noche durante las "Ladies Night": 920; 
  • 30 intentos por parte de agencias no policiales de cerrar el bar; 
  • Record de policías involucrados en una sola  redada: 52; 
  • Número de rusos despedidos por robar: 124; 
  • Número de extranjeros despedidos por robar: 9, incluyendo 4 estadounidenses, un británico y un irlandés; 
  • Número medio de clientes con el pecho al aire en la "Ladies Night" en un momento cualquiera: 15;


Por cierto, que el Pato finalmente reabrió sus puertas en Moscú el pasado 22 de Junio en la que fue la mansión del renombrado director de Teatro Konstantin Stanislavsky (Doug, parece que no aprendes). Sigue habiendo barra para bailar (mas grande y amplia), tiene más espacio y tiene un toque más americano estando enfocado al concepto bar deportivo (tiene más de 40 televisores y proyectores)... incluso según cuentan tiene una zona especialmente habilitada para niños por lo que parece que a pesar de llamarse igual que el antiguo Pato ambos se parecen más bien poco... Buscando vídeos o imágenes del Hungry Duck en Internet para aderezar la entrada de hoy me he dado cuenta de que la gran mayoría de ellos pertenecen al que cerró en 1999... de hecho he podido ver al famoso bailarín nigeriano Dylan dandolo todo en la pista... y esa es precisamente la razón por la que esta entrada ha quedado extrañamente vacía de contenido audovisual... simplemente no era contenido para todos los públicos...


2 comentarios:

  1. Muy interesante el artículo, no había oído hablar de este lugar. Por cierto, que entre este bar-antro y las cuatro que se alistaron el otro día a los paracaidistas, ¡me están entrando unas ganas de ir a Rusia!

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  2. Hola, Miguel. No estoy muy seguro yo de que nunca pagaran a nadie por desnudarse, como presume el dueño; aunque sí creo que es cierto que la mayoría de quienes se desnudaban lo hacían espontáneamente.

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