martes, 5 de julio de 2011

En Land Rover al techo de Europa

Foto vía Drive2Ru
Hoy vamos a contar una historia que tiene lugar en la montaña más alta de Europa, el Elbrus (del que ya hablamos AQUÍ). En 1997 el aventurero ruso Alexander Abramov pensó que mucha gente había subido ya al Elbrus andando y que por tanto no pasaría a los anales de la historia coronando su cima de 5.642 metros a la manera tradicional, sin embargo si podría escribir su nombre en letras doradas si lo subía... en coche.


Y ahí es donde nació la idea de subir a la montaña más alta de Europa a bordo de un Land Rover Defender, al fin y al cabo estamos en Rusadas así que estas cosas no deberían sorprendernos para nada. La historia en si no tendría mayor trascendencia si existiese una carretera de 2 carriles para subir a la cima y arriba hubiera un puesto donde sentarse a tomar una cervecita disfrutando del paisaje... pero no, el Elbrus es un volcán durmiente con 22 glaciares que se cobra la vida de entre 15 y 30 personas al año... 


Para cumplir el reto el equipo de Abramov se estuvo preparando en el Caúcaso cerca de un año, antes de, en Agosto de 1997, desplazarse en su coche a la base del Elbrus con objeto de coronarlo. Parece que hasta los 3.750 metros el equipo no encontró mayor complicación dado que la nieve y el hielo no abundaban a esas alturas. Por las rocas parece que el Land Rover se defendía bien.


A partir de ahí el Land Rover de Abramov y su equipo tuvo que enfrentarse a una dura prueba la cual, con la ayuda de cadenas, poleas y ruedas de clavos pasando penalidades por el hielo y la nieve durante 45 interminables días.


La ascensión fue extremadamente dura y debido a problemas mecánicos del Land Rover el equipo tuvo que bajar desde los 4.800 y 5.300 metros hasta la base de la montaña para recoger piezas de repuesto y volver a subir a reparar el Jeep, prestad atención al siguiente vídeo si estáis interesados en lo que significaba un día de trabajo para esta expedición, y no, no dormían dentro del coche:





El 13 de septiembre el equipo llego a la cima, hizo algunos derrapes, aparcaron finalmente el coche y según parece bajaron la montaña para irse a las calurosas playas del Mar Negro a relajarse y celebrar su entrada en el libro Guinness de los Records.


A finales de Septiembre Alexander pensó que tal vez era buen momento para ir a recoger el coche, así que volvieron a subir el Elbrus y se encontraron, como no podía ser de otra manera, al coche exactamente en el mismo sitio donde lo habían dejado aparcado. Como podéis apreciar en el siguiente video tanto el Land Rover como todo el monte Elbrus se encontraban completamente congelados así que decidieron que antes de mover el coche lo mejor sería tal vez bajar y comprar unas buenas ruedas con clavos:





A partir de aquí la historia no esta del todo clara, los que se quedaron esperando arriba parece que pensaron que tal vez serian capaces por si mismos de conducir cuesta abajo con el todo terreno y el tema acabó como no podía ser de otra manera con el Land Rover convertido en una pelota de chatarra tras chocar con unas rocas a 5.400 metros de altura, de hecho una de las ruedas voló tras el choque y emprendió un descenso alocado que casi acaba con la vida de uno de los expedicionarios que bajaba a buscar nuevos neumáticos. 


Gracias a dios nadie murió (el conductor abandonó a tiempo el coche antes de estrellarlo) y el Land Rover permanece en el mismo sitio donde se estrelló. Un trozo de chatarra mas en el Elbrus a sumar al helicóptero que se encontró Yashin y del cual hablamos AQUÍ.


Podéis ver múltiples fotos de esta aventura AQUÍ.







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